La boda de Paloma y Javier fue el 11 de octubre de 2014, en la Parroquia Santa María de Cana, en Pozuelo (Madrid) y lo celebraron en el Hipódromo de la Zarzuela, que es de los pocos sitios en los que no había hecho aún ninguna boda. La iglesia sí la conocía. En ella se casaron Ester y Alberto en abril. De hecho, cuando les enseñé las fotos a Paloma y Javier, nos quedamos todos bastante perplejos por la coincidencia :-)
El día se presentó nublado, con amenazas de lluvia, que se cumplieron de vez en cuando, aunque afortunadamente no nos impidió hacer las fotos cuando tocaba exteriores.
Cuando llegué a casa de Paloma, estaba muy muy muy nerviosa, así que le dejé espacio y tiempo, y fui capturando detalles, momentos del resto de la familia, y algunos robados de Paloma. Poco a poco ella se fue acostumbrándose a la cámara y cuando la tila le hizo efecto, empezamos con los retratos y los grupos. Es muy importante intentar no empeorar el estado de nervios de nadie con órdenes inoportunas (ponte aquí, mira allá...) haciendo fotos a discrección. Si no actuas con tacto y con psicología, todos esos nervios se plasmarán en las fotos. Un poquito puede estar bien, porque hay que captarlo todo, pero los posados deben resultar atractivos, agradables.
El novio estaba más relajado, al menos, en apariencia, que también llevaría lo suyo. Casi siempre es en casa de la novia donde suele haber más estrés y más nervios, porque intervienen más factores y no siempre todo se sincroniza como cabría esperar: maquillaje, peluquería, tocados, el ramo, etc...
Además, y por suerte, los fotógrafos de d-photo me echaron un cable en algunas fotos del domicilio de Javier y a la llegada de la iglesia. Les agradezco su ayuda y profesionalidad.
La ceremonia fue bonita, entrañable. El sacerdote, Houbi, es amigo de la familia y eso siempre ayuda a crear un ambiente más cómodo.
Una vez casados y superados los nervios, todo fue sobre ruedas. Fuimos directos al Hipódromo y pudimos disponer del tiempo suficiente para encontrar unos cuantos rincones chulos.
Una vez casados y superados los nervios, todo fue sobre ruedas. Fuimos directos al Hipódromo y pudimos disponer del tiempo suficiente para encontrar unos cuantos rincones chulos.
El resto de la jornada fue perfecta, llena de emociones, como tiene que ser.
Este es uno de los reportajes que más me gusta de los que he hecho. Aunque llevo muchos años haciendo fotos y vídeos de boda, siempre hay que esforzarse por mejorar y por estar al día. Lo que busco siempre es dar a los novios y a sus familias un recuerdo bonito y emotivo de uno de los días más importantes de sus vidas. Y para eso, intento capturar los momentos y las emociones, siempre controlando la técnica, procurando que el reportaje tenga un ritmo adecuado y un acabado homogéneo y personalizado.
Javier y Paloma: gracias por permitirme formar parte de vuestra boda, por el cariño que me habéis dado y por vuestra paciencia. Espero que el libro sea un buen recuerdo de vuestro día. Muchas felicidades.
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