La verdad es que no soy muy amigo de las fiestas populares, bueno, más bien de ningún tipo de fiesta, pero he de reconocer que el carnaval es una oportunidad magnífica para hacer fotos llenas de color e imaginación.
Es curioso cómo en ocasiones una buena presencia abre las puertas. Anoche bajé a la calle con la 20D, su empuñadura y el 17-40 con el parasol, una pinta de "pofecioná" que llevaba yo que no veas. Nada más acercarme al cordón policial, la gente me hizo un pasillo y el guarda me invitó amablemente a entrar a la calle por la que circulaba la caravana. Además, los de las peñas se mostraron de lo más imaginativo en sus poses, gestos y movimientos para que yo les fotografiara en su máxima expresión.
Pues nada, yo encantado de poder hacer mi trabajo con todas las facilidades y ellos inmortalizados con sus mejores disfraces y sus complejas parafernalias.
2 comentarios:
... ya te digo !!!
Me alegro de que disfrutaras con el desfile.
Si es que cuando te pones la cámara al cuello, das mucho miedo! jejeje No me extraña que te den paso! :)
Un abrazo!
Publicar un comentario